Imperio alemán

El imperio alemán se llama así desde su unificación y proclamación de Guillermo I como emperador, desde 1871 hasta que se convirtió en una república en 1918 tras su derrota en la Primera Guerra Mundial. El imperio alemán fue una de las economías más poderosas a nivel mundial. Durante el reinado de Bismarck, el imperio alemán estuvo más cerca que cualquier otro estado del llamado bienestar social, la idea contemporánea del conjunto de factores que participan en la calidad de vida de una persona. Sin embargo, la vida era muy dura, pues en las fábricas se trabajaba normalmente durante 12 horas diarias y 80 horas semanales.
Existía además un gran imperio colonial alemán que controlaba territorios en Asia, África y Oceanía.

Historia

Tras la caída del Sacro Imperio Romano Germánico en 1806 hubo numerosos cambios políticos y territoriales. El príncipe austríaco Klemens Wenzel von Metternich creó entonces una política de restauración, cuyo objetivo era reunificar los estados nacionales del Antiguo Régimen que se separaron tras la Revolución Francesa. Hubo varias guerras, llamadas guerras de la unificación alemana. Se aliaron Austria y Prusia, pero su alianza duró poco, ya que en 1866 rompieron la alianza y se enfrentaron en una guerra. Austria fue derrotada y se creó la Confederación alemana del norte que se enfrentó a Francia y salió victoriosa. Bismarck aprovechó entonces para coronar al rey de Prusia como Emperador de Alemania para consolidar su reunificación.

Imperio Colonial Alemán

El Imperio Colonial Alemán son todas las colonias que consiguió el Imperio Alemán en 1871 y que posteriormente perdió en la Primera Guerra Mundial.
  • En África controlaban algunos territorios ubicados en la zona oriental, occidental y algunos pequeños territorios en el suroeste. 
  • En Oceanía controlaban la Nueva Guinea alemana, compuesta de algunos territorios menores, y la Samoa alemana.
  • En Asia controlaban Kiau Chiau y Tianjín, territorios que obtuvo por concesión del Imperio Chino.

Guillermo II de Alemania

El emperador y rey de prusia Guillermo II fue el último emperador de Alemania. Fue famoso por tener una personalidad inteligente pero muy agresiva, y tuvo una relación difícil con su familia. Expulsó al canciller Otto Von Bismarck, el primer ministro de Prusia, que había hecho reformas importantes en Alemania, debido a que su política se oponía a la de Guillermo II.
Guillermo era muy amigo del archiduque Francisco Fernando de Austria, y quedó profundamente afectado por su muerte en el atentado de Sarajevo. Guillermo intentó que Austria no atacara al Reino de Serbia, sino a la Mano Negra, la organización que había asesinado al archiduque. Cuando Austria-Hungría finalmente atacó, Alemania le declaró la guerra a Rusia por salir en defensa de Serbia. Alemania atacó además a Francia invadiendo la neutral Bélgica.
Todo esto no lo decidía Guillermo II, sino sus comandantes de guerra. Guillermo intentó tener un papel de árbitro en la política exterior, pero fue una carga demasiado pesada para él. Sin embargo, cuando ya sabían que la guerra estaba perdida, Guillermo II tardó bastante en aceptar la derrota.
Más tarde, después de la guerra, tuvo lugar la revolución alemana y Guillermo se negaba a abdicar, así que tuvo que huir. Cuando surgió el partido nazi en Alemania, el exemperador Guillermo II pensó que se le concederían algunos beneficios, pero Adolf Hitler se negó debido a que lo culpaba de la mayor derrota de Alemania en la historia.
Finalmente Guillermo II murió anciano en los Países Bajos, donde estaba exiliado, y pidió que hasta que no se restaurara la monarquía en Alemania no le enterraran allí.